Según el Conpes 3697 de 2011, la biodiversidad que alberga Colombia es un componente fundamental para el desarrollo socioeconómico y ambiental del país. Sin embargo, a pesar de reconocer su importancia y potencial en el fomento económico y el bienestar de la sociedad, la diversidad del país es todavía en gran parte desconocida, y las actividades antrópicas ponen en riesgo una riqueza que en muchos casos está por descubrir.
En el caso de la diversidad marina, Colombia está muy lejos de tener un conocimiento completo de los ecosistemas, las especies que los conforman y su funcionamiento e interacciones con factores antrópicos. Las macroalgas son un componente fundamental de los ecosistemas marinos por varias razones: son los principales productores primarios, son fuente de alimento y refugio para micro-, meso- y mega-herbívoros, son importantes sumideros de carbono, y proveen estructura al hábitat. Adicionalmente, son consideradas excelentes bioindicadoras del estado de conservación ambiental de áreas costeras, ya que reaccionan prontamente a disturbios y contaminantes de origen antrópico. Su uso para el desarrollo de índices de salud de los ecosistemas costeros ha sido implementado en varios países. Debido a la competencia que tienen que enfrentar para atarse al sustrato y evitar la herbívoría, muchas especies sintetizan una gran variedad de metabolitos secundarios alelopáticos, antifouling, antiherbivoría, etc., con potencial en bioprospección.
La costa del Departamento de Sucre, en el Caribe colombiano, es una de la menos explorada, desde el punto de vista ficológico, en el país. Este proyecto tiene como objetivo caracterizar la diversidad de macroalgas en diferentes ecosistemas del Departamento, usar esos organismos para validar la robustez de los índices de calidad del agua para determinar el estado de contaminación de las áreas costeras, y buscar moléculas activas con fines futuros de bioprospección. |