La impulsividad es una dimensión del comportamiento y la cognición humana que puede generar consecuencias negativas cuando se constituye como la forma predominante de conductas irreflexivas y desmedidas [45]. Casi todas las enfermedades mentales se asocian con control pobre de impulsos, pero existen manifestaciones subclínicas que generan impacto negativo en la salud y el desarrollo de las personas, como dificultades de aprendizaje, deserción escolar, baja autoestima, gestos suicidas, consumo de sustancias de abuso, agresividad y violencia [9]. El Eje Cafetero está en cabeza de lista para gestos suicidas, consumo de sustancias psicoactivas y lesiones no fatales. A su vez, las patologías relacionadas con trastornos de impulsividad (TI) tienen una prevalencia del 15-17% en Colombia [42,43]. En particular, los departamentos de Risaralda y Caldas presentan índices elevados de dos TI, el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y los Trastornos afectivos bipolares (TAB).
El diagnóstico de los TI consiste en un proceso de observación Clínica que se ve afectado por la falta de herramientas objetivas, las discrepancias en la información provista por el paciente y su entorno, la superposición de síntomas pertenecientes a varios grupos sindromáticos y la falta de especificidad de los tratamientos psicofarmacológicos [46]. Se requieren entonces estrategias para integrar biomarcadores en la evaluación clínica rutinaria, con el propósito de apoyar el diagnostico especifico y sensible de las enfermedades mentales, y evaluar la eficacia de los tratamientos de manera objetiva [48]. En este sentido, existe evidencia de actividad electroencefalográfica (EEG), eléctrica cardíaca (ECG) y de electromiografía (EMG) características en pacientes diagnosticados con TI [47].
Esta hipótesis abre una ruta novedosa y prometedora para estudiar la fisiopatología de los TI bajo una perspectiva neurocognitiva que trasciende la observación de síntomas psiquiátricos o cambios en neuroimágenes. Sin embargo, aún existe incertidumbre acerca de cuáles son los biomarcadores, extraídos desde señales EEG, ECG y EMG, que permiten discriminar entre sujetos control y pacientes con diversos TI. Tampoco se conoce el nivel de correlación o complementariedad que existe entre estos biomarcadores y las observaciones clínicas en la mejoría de la eficiencia diagnóstica.
El objetivo de este proyecto es desarrollar una herramienta de apoyo al diagnóstico del TI a partir de registros EEG, ECG y EMG. Específicamente, se desarrollará un prototipo de interfaz cerebro-computador multimodal como herramienta de visualización, registro, pre proceso y análisis de múltiples señales, adquiridas durante la ejecución de tareas tipo Señal de Stop modificada utilizando técnicas de aprendizaje multimodal. La herramienta de apoyo diagnóstico estará integrada por un sistema de instrumentación basado en computador para la captura de señales en sincronía con la tarea bajo estudio, haciendo uso de sistemas embebidos de bajo costo (i.e. Raspberry). Esta herramienta permitiría obtener un método de diagnóstico y evaluación de evolución clínica para pacientes con TI en nuestro medio, lo que puede redundar tanto en un tamizaje precoz, como en intervenciones tempranas que eviten la degradación de los pacientes, el surgimiento de trastornos de comportamiento tipo agresividad, delincuencia, consumo de sustancias, y la deserción escolar o laboral, entre otros. Además, se busca fortalecer la formación de capital humano altamente capacitado, mediante la vinculación de estudiantes de pregrado y posgrado en el área de aprendizaje de máquina y procesamiento de señales. Se espera que los productos de investigación e innovación a desarrollar aporten al estado del arte y permitan generar nuevos proyectos en el área de procesado de señales y salud mental, como soporte a la sinergia universidad, estado y empresa. |