En odontología, para mantener la normalidad periapical de un diente con enfermedad de origen endodóntico, se propone la realización de un tratamiento encaminado a la conformación química y mecánica del conducto radicular cuya práctica se realiza invariablemente en dos escenarios terapéuticos; el tratamiento endodóntico vía ortógrada para dientes con ápice cerrado o el tratamiento endodóntico propio de terapias regenerativas. En los dos escenarios, para lograr los objetivos propuestos durante la desinfección química del espacio intraconducto, se implementan los protocolos de irrigación, que deberán remover el tejido orgánico, desinfectar y acondicionar la dentina intraradicular  para recibir un relleno que ocupe el espacio del tejido perdido. Durante la irrigación, desinfección y acondicionamiento, los irrigantes exponen el colágeno dentinal de la fase orgánica y modifican la porción inorgánica a través de la quelación y humectabilidad para cambiar la estructura de la dentina. Ahora bien, el estado del arte en procesos de irrigación intraconducto indica que: el tratamiento químico del espacio intraconducto es indispensable como complemento para lograr el objetivo del tratamiento endodóntico, el uso del hipoclorito de sodio a diferentes concentraciones se hace necesario para diluir el tejido orgánico y para lograr el efecto antimicrobiano que se requiere, adicionalmente, el uso de soluciones quelantes tipo ácido etildiaminotetracético (EDTA) o ácido cítrico se introducen en endodoncia como posibles efectores del acondicionamiento dentinal al tratar la porción inorgánica de la dentina. Sin embargo, durante la irrigación se produce un daño irreversible a la estructura del tejido, alterando indirectamente la capacidad de resistir las fuerzas tensionales y de masticación y aumentando la susceptibilidad a la fractura y consecuentemente a la pérdida del diente. La evidencia de alteración dentinal, ha sido demostrada en estudios in vitro y/o clínicos, por lo que abre un campo en la investigación endodóntica, promoviendo la evaluación de alternativas en irrigación, que reduzcan el daño irreversible sobre el sustrato dentinal, sin alterar los principios básicos y biológicos requeridos para prevenir la aparición de la enfermedad periapical y cumplir con el objetivo del tratamiento endodóntico. En la última década, la inclusión de soluciones irrigadoras nanoparticuladas, representan un cambio en los protocolos de irrigación en endodoncia. El Chitosán un biopolímero, no tóxico, derivado de la desacetilación de la quitina, de obtención natural del citoesqueleto de los crustáceos, se introduce a la endodoncia dado su efecto antibacterial y antimicótico, sumado a la capacidad de quelar la dentina sin favorecer la resorción mineral registrada por soluciones quelantes tipo EDTA o ácido cítrico. Adicionalmente, el chitosan nanoparticulado determina mayor grado de penetración en la estructura dentinal y en recientes reportes se observa la promoción de remineralización dentinal a través de la formación de puentes minerales entre la solución nanoestructurada y la porción inorgánica de la dentina. Con estos antecedentes se propone evaluar in vitro, el desempeño de soluciones que incluyan chitosán nanoestructurado como irrigante en endodoncia. La propuesta se justifica de manera interdisciplinaria dado que involucra diferentes áreas del conocimiento tales como; farmacia – química y odontología para la preparación de soluciones nanoestructuradas tipo chitosán; física – odontología, para determinar el grado de humectabilidad, en dentina posterior a la inmersión en diferentes protocolos de irrigación; microbiología – odontología, para el análisis y capacidad antimicrobiana de la solución propuesta; qúimica – odontología, para el análisis de propiedades tales como la quelación y remineralización en dentina con el uso de la solución propuesta.