Expresa la estudiante Cristina Echeverry Bermúdez:
Camino pero ya no temo, la luz amarillenta y tenue del poste cambian el color de mi piel, en mi barrio todo y todos somos de este color, estamos cubiertos, abrazados, ocultos y unificados con la calle, las rejas y paredes. La luz amarilla a veces palpita, pero siempre nos cobija, es una atmósfera propia de mi barrio la puedo ver, sentir y me gusta. Mi barrio es amarillo y me gusta.
El territorio, es decir, el barrio de hecho, es primero algo físico, pero también es extensión mental, es algo vivido y marcado, aquí definimos la realidad, así surge la identidad, la pertenencia, el ser. La identidad barrial se constituye a partir de elementos del paisaje que adquieren un valor tanto de uso como emocional. Quienes lo habitan perciben el lugar y sus historias a través de una creación propia de identidad, sus ojos a través del recuerdo nos transmiten una visión del barrio cargada de sensaciones y sentimientos, que describe también a la persona que habla. Al transmitir su visión del barrio está construyendo la identidad de este, pero también habla de su identidad personal, las personas son obra del lugar y se reconocen en este.
Cuerpos-Barrios es un trabajo de investigación y creación, que pretende ahondar en los procesos de identidad y pertenencia dados en el espacio barrial de Medellín y cómo esa identidad está dada por el dolor y el miedo, pero al tiempo por el amor y la pertenecía de no sólo habitar sino ser barrio, una contradicción de arraigo y duelo hacia el barrio, es decir hacia uno mismo. |