Los lóbulos frontales, son la parte del cerebro que nos diferencia de los animales, que definen nuestra identidad, que nos permiten revivir recuerdos y tener conciencia sobre nuestra personalidad y nuestra esencia. En los lóbulos frontales se encuentra el sustrato de numerosas funciones cognoscitivas importantes para la flexibilidad de nuestra conducta, la planificación y anticipación del futuro y el grado de libertad respecto a los instintos, si nos comparamos con especies con un cerebro menos complicado. Diversos estudios de pacientes con lesiones cerebrales, en particular con demencia fronto-temporal (DFT), una forma de demencia caracterizada por el deterioro gradual y progresivo de la conducta, han demostrado la forma en la cual las estructuras cerebrales comprometidas en esta demencia juegan un papel importante en la conducta social y en la percepción, reconocimiento y evaluación de los estímulos que en conjunto proveen la información requerida para construir las complejas representaciones del ambiente social. En esta investigación, se ilustrarán estudios neuropsicológicos acerca de las funciones ejecutivas, o aquellas que ponen en acción el pensamiento, la autorregulación social, la autoconciencia social, la sensibilidad social y las claves sociales. Se abordará, entre otros, la valoración neuropsicológica propuesta para estimar la cognición social (definida como la habilidad para representarse el estado mental, los pensamientos y sentimientos de otros -Teoría de la Mente-, la habilidad para representarse la adecuación de la conducta en diferentes contextos sociales y la sensibilidad hacia las reglas morales y convencionales) y se ilustrarán las explicaciones teóricas propuestas sobre el razonamiento social y moral, los juicios, dilemas y emociones morales.