La piel representa una barrera notablemente eficaz contra las infecciones bacterianas. A pesar de que muchas bacterias viven sobre la piel, normalmente son incapaces de provocar una infección. Las infecciones bacterianas de la piel pueden afectar a una sola zona y tener el aspecto de un grano o bien propagarse en unas horas y afectar a un área mucho más extensa. Las infecciones cutáneas pueden presentar un grado de gravedad variable, desde una acné sin importancia hasta una enfermedad potencialmente mortal, como el síndrome de la piel escaldada producido por estafilococos. (Manual Merck de Información Médica). Existen muchos tipos de infecciones dérmicas, entre ellas se encuentra el acne, el cual tiene una alta incidencia en toda la población mundial, cursa con una prevalencia de 80-85% en adolescentes y puede persistir hasta la edad adulta en un 12% de las mujeres mayores de 25 años y en un 3% en personas de edades entre 35-44 años (The National Guideline Clearinghouse: Acne management. Institute for Clinical Systems Improvement (ICSI)), siendo el acne una enfermedad que aunque no cause la muerte, si crea un estigma social en la persona que lo padece. Por otro lado, existen infecciones dérmicas que pueden ser potencialmente mortales, tal es el caso de la piel escaldada, la cual presenta múltiples ampollas que se rompen fácilmente con el contacto. Además se puede observar fiebre, eritema y descamación (Kim y Benson 2009). Existen diferentes alternativas farmacológicas para el tratamiento de las infecciones dérmicas, las cuales van desde los medicamentos tópicos hasta los medicamentos sistémicos (Strauss JS 2007), sin embargo, dada las condiciones de pobreza de nuestro país, la cual fue del 46% para el 2008 (Departamento Nacional de Planeación (DNP) de Colombia), existen muchas personas que no pueden tener acceso a tratamientos para sus patologías dérmicas y en muchos casos, aunque se reciba el tratamiento, no existe una adecuada respuesta, debido a la resistencia generada a los antibióticos, la cual en la última década ha alcanzado cifras desconcertantes, tal como lo afirma el Dr. Maguiña (Maguiña 2008). Este estudio busca extrapolar el conocimiento del pueblo Uitoto del Araracuara a personas y animales que se vean expuestas a este tipo de patologias, debido a que los Uitotos utilizan los minerales de arcilla con varios fines medicinales (Londoño 2007) y se ha demostrado que algunos minerales de arcilla pueden ser útiles para el tratamiento de infecciones dérmicas y pueden constituir una alternativa económica y de fácil acceso para la población en general (Haydel, et al., 2008; Williams, et al. 2008). La presente investigación se realiza con la finalidad de contribuir en el conocimiento del uso de los minerales de arcilla como probable evidencia para el tratamiento de infecciones de la piel de una manera accesible y económica para la población.