El estudio funcional del cerebro es uno de los focos de mayor interés en la investigación, pues su completo entendimiento puede derivar en el tratamiento efectivo de enfermedades cerebrales, comprensión total de los procesos cognitivos humanos, desarrollo de algoritmos de inteligencia artificial más robustos, herramientas de soporte diagnóstico más precisas, sistemas de interacción cerebro-computador (BCI) más acertados, entre otros[1]. El uso de registros de actividad eléctrica cerebral ha dado base al desarrollo de sistemas BCI enfocados a tareas de clasificación de imaginación de movimiento motor que sirven de ayuda a personas con discapacidades o carencia de miembros motores. En cuanto a la aplicación en sistemas de soporte para diagnóstico médico, se ha trabajado en: desarrollo de herramientas que permitan la detección del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), implementación de metodologías para medir el nivel de epilepsia de un paciente, entre otros.