Después de tantas décadas de interminables violencias, los territorios se han convertido en cuerpos heridos que necesitan ser sanados, escuchados y visibilizados. Porque en ellos, se expresan los conflictos, las luchas, también las pasiones y los afectos. Por esta razón, los territorios son portadores de emociones, que se fijan temporalmente en la memoria y espacialmente en el paisaje. El actual proceso de implementación del Acuerdo de Paz es un escenario altamente sensible para interrogar el papel de las emociones, y su rol en las nuevas relaciones espaciales y afectivas que se establecen con los territorios.
Por tanto, esta propuesta busca analizar y representar la relación entre emociones, territorios y conflictos, particularmente en la subregión del bajo Atrato, ubicada al noroccidente del departamento del Chocó. Históricamente uno de los territorios más golpeados por la violencia, así como uno de los más bioculturalmente diversos de Colombia. A través de ejercicios cartográficos, se buscará leer desde la relacionalidad, nuevas formas de asociación entre lo material y simbólico, lo natural y cultural, lo objetivo y lo subjetivo. Y así poder explicar fenómenos poco visibles, y estimular procesos de interpretación territorial que incluyan unas categorías interpretativas y otras formas de leer esa complejidad. |