¿Cuánto podemos decir del hombre, ese desconocido? ¿De su futuro, de su horizonte de sentido, de su realización histórica en medio de la crisis ambiental? Esta investigación pretende una aproximación a lo que podría nombrarse como un “principio de razón” en la episteme contemporánea: “la razón sostenible”. Después de más de dos décadas en las que se ha trabajado bajo la impronta del “desarrollo sostenible” y el “desarrollo sustentable”, bien valdría la pena pensar el tipo de “racionalidad” que se ha venido configurando y bajo la cual se han reordenado nuestros discursos en torno a la crisis ambiental, entendida ésta como crisis civilizatoria. ¿Bajo qué principio de razón comprender los avances y retrocesos que la sociedad contemporánea ha experimentado frente a los desafíos ambientales de nuestro tiempo? Consideramos pertinente avanzar en un “crítica de la razón sostenible”, una oportunidad para poner en evidencia sus condiciones de posibilidad y de actualidad y de algún modo para enfrentar con más argumentos, la legítima sospecha que algunos sectores sociales manifiestan frente a la ruta de la sostenibilidad y la sustentabilidad. Pensar que no sólo es un modelo de desarrollo, ni cierto orden de discurso; aceptar que “lo sostenible” hoy parece articular una cosmovisión, que puede comprenderse como un despliegue más de la “razón instrumental”, y un momento posterior a la “razón compleja”. La investigación que nos proponemos realizar desde el Pensamiento Ambiental implica una reconstrucción arqueológica, que en el sentido de Michel Foucault, permita analizar las distintas implicaciones que “la razón sostenible” ha tenido en las prácticas de saber y las nuevas enciclopedias; y una reconstrucción genealógica en la que se pueda interpretar el efecto de “la razón sostenible” en los escenarios microfísicos y las nuevas relaciones de poder. Uno de los horizontes conceptuales que nos proponemos conquistar, ubica esta “razón sostenible” en un contexto bio-político. Mostrar sus potencias y sus límites es de seguro un asunto de esta época que se enfrenta al giro ambiental de la cultura. ¿Cómo enfrentar hoy, dos décadas después de la cumbre de la tierra, la crisis ambiental ante el evidente desasosiego que nos deja el desarrollo sostenible y los discursos sustentables? ¿Cómo enfrentar hoy “nuestro futuro común”? ¿Es posible apelar al principio de razón sostenible para recomponer la situación humana en la trama de la vida? Sentimos que la imagen de futuro que se desglosa de la impronta del presente -modelo de desarrollo sostenible- no puede desconocer hoy las huellas del pasado que develan una crisis de sentido de los contenidos civilizatorios de la sociedad moderna. ¿Podemos confiar en la administración de la vida que ejerce el modelo de desarrollo sostenible? ¿Podemos confiar en el objetivo civilizatorio de nuestro futuro común? Más aún cuando han pasado dos décadas desde la solicitud y posterior publicación de un “programa global para el cambio” que pretendió alcanzar un desarrollo sostenible para el año 2000. ¿En qué plano podría hoy orientarse la discusión si hablamos no de un modelo o un orden discursivo, sino de un principio de razón sostenible? ¿Estará nuestra civilización dispuesta a comprometer el futuro, el porvenir, bajo el imperativo categórico de otro principio de razón?¿Esta acaso una de esas palabras de las que Julio Cortázar dijera, son como los hombres, son como los caballos, también se enferman, también agonizan? ¿Cómo proceder ante la pregunta que interroga por las emergencias del Pensamiento Ambiental en una época de crisis? ¿En qué claves aventurar los horizontes de comprensión de estas emergencias, acaso bajo el principio de razón sostenible? ¿En qué discurso desplegar las emergencias de un pensamiento que se ocupa de la trama de la vida?