El objetivo de esta investigación es presentar las experiencias de vida de un grupo de entrevistados que residen en la localidad de Kennedy (ciudad de Bogotá). El estudio de las comunidades afrocolombianas y negras en Colombia, ha ido acentuando su fuerza a partir de la década de los ochentas debido a las transformaciones ocurridas en la sociedad colombiana de las cuales destacan las manifestaciones de organizaciones sociales afrocolombianas que comienzan a presentarse como agrupaciones organizadas. El tema toma mucho más fuerza, en el momento en que comienza a incorporarse un discurso identitario y sobretodo étnico en estas comunidades; esto le da una relevancia nacional que antes no tenían. Se plantean un conjunto de reivindicaciones sociales políticas y culturales que los convirtieron en un sujeto político, capaz de negociar con un Estado centralista, homogeneizante y poco incluyente. Además, se observa que estas poblaciones son de las más afectadas por violencias políticas y las crisis económicas en sus lugares de origen: “el 80 por ciento de las negritudes colombianas viven por debajo de la línea de pobreza absoluta, según datos del Departamento de Planeación Nacional (DPN). Su ingreso per cápita es de 500 dólares, o sea una tercera parte del promedio nacional. Casi la mitad de la población negra que vive en el área rural es analfabeta, es decir que el analfabetismo en las comunidades afrocolombianas es tres veces más alto que el del resto del país, según el documento ‘Plan Nacional de Desarrollo de la Población Afrocolombiana’. De cada 100 jóvenes de esta raza que terminan secundaria, sólo dos consiguen ingresar a la universidad.